1.La hache se pronunciaba en latín aspirada, de forma
semejante a como se hace hoy día en inglés. Se supone que el paso de la
aspiración a la ausencia de sonido se debe al influjo del euskera, que
desconocía el sonido de la efe. En las zonas de habla vascuence se aspiraba la
efe, y para evitar la confluencia de dos grafías distintas en un mismo sonido,
la hache perdió el suyo. Como el dialecto castellano, que fue el que se impuso
en la Península, procede de zonas muy próximas al País Vasco, la pérdida de
sonido de la hache se hizo norma general.
2. Debido a su amplia extensión geográfica, a la influencia de las lenguas existentes anteriormente en los territorios donde se impuso, a su larga duración en el tiempo y a otras causas, el latín comenzó a hablarse de forma distinta en diferentes regiones, es decir, a dialectalizarse. Con el tiempo, los
2. Debido a su amplia extensión geográfica, a la influencia de las lenguas existentes anteriormente en los territorios donde se impuso, a su larga duración en el tiempo y a otras causas, el latín comenzó a hablarse de forma distinta en diferentes regiones, es decir, a dialectalizarse. Con el tiempo, los
hablantes de los distintos dialectos latinos llegaron a ser
incapaces de entenderse entre ellos: habían nacido las lenguas romances. Hay
gente que considera las modernas lenguas románicas hijos bastardos y corrompidos
del latín, pero si esta teoría fuese aceptable, también podríamos considerar al
latín un hijo bastardo del indoeuropeo. Las lenguas simplemente van cambiando
sin parar hasta que llegan a ser algo distinto
3. De las muchas lenguas distintas que surgieron de nuestra
lengua madre, hoy sobrevive aproximadamente una decena, entre las que están el
rumano, el catalán, el francés, el portugués, el gallego y por supuesto, el
italiano. Muchos lingüistas consideran el gallego, el portugués y el brasileño
dialectos de la misma lengua, como lo son el español de América, el andaluz y
el canario; y el catalán, el valenciano y el balear. Todas las lenguas
oficiales en España, excepto el vasco, proceden del latín (y algunas hablas no
oficiales que algunos consideran lenguas, como el bable asturiano). El
vascuence existía en la Península antes de la llegada de los romanos a ella, al
igual que otras lenguas, como el ibérico, pero es la única que ha sobrevivido.
Su origen y filiación sigue siendo un misterio, aunque hay quien ha querido ver
en ella al antiguo ibero, pero la
verdad científica es que se desconoce su remoto origen.Y de
propina:
4. El latín que se estudia en los libros de texto no es el que se hablaba en la calle, ni el que dio origen a las modernas lenguas románicas. El latín de los textos de Cicerón, Julio César, Salustio y otros grandes de la literatura antigua era un idioma muy estilizado, regido por las estrictas normas de la retórica, que era un arte y una ciencia muy respetada por los habitantes de la vieja Roma y en el cual nadie ha sabido igualarles. Nuestro idioma, como todos los romances, proviene del llamado despectivamente latín vulgar, que era lo que hablaba la gente corriente, los comerciantes, soldados, etc. que eran quienes poblaban los nuevos territorios conquistados, que a menudo contaban con un porcentaje de población irredenta y eran más peligrosos que la capital
4. El latín que se estudia en los libros de texto no es el que se hablaba en la calle, ni el que dio origen a las modernas lenguas románicas. El latín de los textos de Cicerón, Julio César, Salustio y otros grandes de la literatura antigua era un idioma muy estilizado, regido por las estrictas normas de la retórica, que era un arte y una ciencia muy respetada por los habitantes de la vieja Roma y en el cual nadie ha sabido igualarles. Nuestro idioma, como todos los romances, proviene del llamado despectivamente latín vulgar, que era lo que hablaba la gente corriente, los comerciantes, soldados, etc. que eran quienes poblaban los nuevos territorios conquistados, que a menudo contaban con un porcentaje de población irredenta y eran más peligrosos que la capital
del Imperio, lugar donde se quedaban los políticos que
escribían los discursos.
5. Aunque la mayoría de los textos conservados de esta lengua son obras literarias o retóricas, quedan testimonios del latín vulgar en lugares como Pompeya o Herculano, ciudades sepultadas por volcanes y que se han conservado prácticamente intactas hasta épocas relativamente
cercanas. En las paredes de estas ciudades se pueden leer
numerosos graffittis, que escribían sus habitantes normalmente para burlarse o
difamar a algún vecino con el que tenían enemistad.
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